Historia
Con el liderazgo de la Pastora Yolanda Perez, en el mes de Abril del año 2009, se inicio la Iglesia con una reunión de 22 amigos en una casa, con el propósito de celebrar el día de Resurrección y así continuamos reuniéndonos cada Domingo, hasta que en Noviembre del año 2010 nos trasladamos al edificio de la Iglesia Americana Mte Carmelo Lutheran. Quienes nos han apoyado con sus instalaciones hasta el presente, donde ya conformamos una Iglesia como tal.
Con el compromiso de alcanzar nuestra Misión y nuestra Visión comenzamos llevando a las casas el modelo de “Iglesia en Casa” donde desarrollamos la oración, sanidad interior, liberación, discipulado, capacitación y servicio.
Casa de Oración a las Naciones, es parte de la Iglesia Internacional de Santidad Pentecostal (IPHC), del Distrito Northern Plains con dirección de RV. Hector Andrade.
Creemos
Creemos que hay un solo Dios vivo y verdadero. Y en esta Deidad, hay tres Personas Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Creemos en la plenitud de la Deidad de nuestro Señor Jesucristo y su real humanidad impecable.
Creemos que el Señor Jesucristo fue engendrado por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María.
Creemos en que Cristo verdaderamente resucito de los muertos y tomo otra vez su cuerpo, y ascendió al cielo y volverá en poder y gloria.
Creemos en la total inspiración del Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras, como la revelación total y completa del plan e historia de redención.
Creemos que la vida eterna con Dios es en cielo para los redimidos por el Señor Jesucristo, y el infierno para los que lo rechazan.
Creemos en la muerte y resurrección del Señor Jesucristo para perdón de pecados.
Creemos en la salvación por gracia de Dios, alcanzada por la fé en Cristo Jesús.
Creemos en el bautismo del Espíritu Santo.
Creemos en la regeneración por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios
Creemos en la Unidad por el Espíritu Santo de todos los creyentes lavados por la Sangre de Jesucristo.
Creemos en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.
Creemos en la responsabilidad de los creyentes, para dedicar su vida a cumplir la Gran Comisión.
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
”