La Biblia inicia con un versículo donde describe que la tierra estaba desordenada, vacía y llena de tinieblas; pero el Espíritu Santo se movía sobre las aguas. En la vida todos tenemos momentos o circunstancias donde nos sentimos en caos, cansados, frustrados, vacíos, fracasados y lo que es peor en tinieblas o sencillamente con el deseo de un cambio, debido a que las consecuencias de nuestras decisiones afectan nuestra vida y todo nuestro entorno. Es ahí cuando necesitamos levantar nuestros ojos al Creador y reconocer que separados de El nada podemos hacer. Reconocer que no somos dioses y permitirle a Él tomar el control de nuestras vidas, obrando con el poder de su Espíritu Santo, iluminando nuestras mentes, aumentando nuestra fe, creyendo en sus promesas y comenzando de nuevo con una visión renovada.

Pastora Yolanda